Estado de la cuestión
Evolución historiográfica y consolidación del campo
Durante un largo periodo, el estudio de la prensa escrita estuvo limitado principalmente al carácter descriptivo y anecdótico, careciendo de bases científicas a pesar de admitirse la creciente función social de la prensa.
En la prehistoria del periodismo (siglos X al XVI), la información se difundía por vía oral o manuscrita. El cambio esencial fue la invención de la imprenta y aparición de las Gazetas en el s. XVII, consolidando la idea de producción de prensa. Un siglo más tarde, la misma se erigía como vehículo de divulgación en la Ilustración española, ámbito donde a su vez surgió el término periodista (desde 1763).
El siglo XIX marcó el inicio de la lucha por la libertad de imprenta. El principio de periodismo y libertad se consolidó como baluarte del liberalismo español, más allá de las restricciones sufridas en época de Fernando VII. El resurgir llegó con Isabel II y la consideración de la prensa como cuarto poder, intrínsecamente vinculado al desarrollo de la opinión pública. La Ley de Imprenta del 83 sentó bases para la prensa moderna “de masas”.
Lucy Maynard Salmon
Mientras, el valor historiográfico del periódico a nivel internacional
estaba siendo resignificado y reafirmado por autores como Thomas
Carlyle en Sartor resartus (1834) y, en el siglo próximo, Lucy Maynard Salmon
con The Newspaper and the Historian (1923) o el historiador Wilhelm
Mommsen. Sus ideas situaban a la prensa como vívida y esencial para el
conocimiento del pasado.
El modelo de prensa de empresa y opinión fue afianzado en el s. XX, facilitando un mayor número de lectores y la consolidación del periodismo profesional. Aunque la Ley Suñer de 1938 impuso la censura y puso la prensa al servicio del Estado durante el Franquismo, esta recuperó plenamente sus libertades con la Transición Democrática y la Constitución de 1978. Desde una perspectiva historiográfica, la escuela de Annales superó el rechazo positivista inicial, reconociendo a los medios de comunicación de masas como "dominadores de la historia" y testigos privilegiados de la realidad. La utilización constante de la prensa como fuente por parte de Manuel Tuñón de Lara en la década de 1970 reivindicó su validez para rastrear ideologías y mentalidades. De hecho, el valor documental del periódico creció exponencialmente cuando el periodismo se convirtió en fenómeno de masas.
La consolidación académica e institucional de este campo se refleja en su rápido desarrollo en las últimas décadas, incluyendo la constitución de la Asociación de Historiadores de la Comunicación (AHC) en España en 1992. Esta producción científica establece la pertinencia de la prensa como una fuente relevante en la investigación histórica y social, capaz de aportar al análisis de problemas contemporáneos como la opinión pública y el poder político, ofreciendo un apoyo fundamental para una visión completa y fundamentada del tiempo pasado.
La triple dimensión metodológica de la prensa
La investigación sobre la prensa requiere un abordaje desde una triple perspectiva para examinar su funcionamiento en la investigación histórica y social: como fuente primaria, como objeto de estudio y como actor político.
La prensa como fuente primaria
El periódico es un registro impreso que permite la comprensión interpretativa del pasado, siendo indispensable para conocer hechos sociales, culturales y políticos. Sin embargo, la prensa no es un reflejo directo de la realidad, sino que ofrece una imagen "difusa" o "fragmentada". Como documento historiográfico, posee una doble subjetividad: la intencionalidad de su editor y la selección e interpretación que el historiador aplica a su discurso.
La prensa como objeto de estudio
Esta perspectiva se centra en la historia de la prensa y de los impresos, buscando la comprensión de sus ciclos vitales (origen, desarrollo, transformación o desaparición). Convertir el periódico en objeto de estudio implica indagar sobre su vida material e ideológica, incluyendo colaboradores, el marco ideológico, la legislación, la dinámica empresarial y las fuentes de financiación. Es crucial que el investigador conozca la tendencia ideológica, la difusión o la audiencia del periódico, pues sin ese conocimiento el diario se convierte en una fuente inservible.
La prensa como actor político
El periódico es concebido como un sujeto con agencia en la esfera pública y política,
cuya labor trasciende lo meramente informativo. Los periódicos poseen una línea
editorial precisa para intervenir, influir y direccionar la dinámica política.
François-Xavier Guerra definió al periódico como un "lugar de debate, como medio
de legitimación, como instancia crítica". En el contexto de la Transición española
(1975-1982), la prensa llegó a actuar como "Parlamento de papel" al canalizar los
discursos políticos en ausencia de partidos políticos institucionalizados.
François-Xavier Guerra
Requisitos metodológicos para el uso crítico de la fuente
Dado que la prensa contiene una carga ideológica y manipuladora, exige cautelas metodológicas rigurosas y un marcado espíritu crítico por parte del historiador.
Heurística. Recolección y formulación de interrogantes. Este proceso es el fundamento para validar las interpretaciones históricas y consiste en la recolección de las fuentes de conocimiento, indagando los elementos históricos, contextuales y materiales de la fuente misma. La heurística implica considerar la información "residual" (aquella que no es fácilmente clasificable), la cual puede dar pistas sobre aspectos que la prensa desea silenciar o valorar menos.
Contextualización profunda. Es indispensable contar con un conocimiento apropiado sobre la tendencia ideológica, la difusión o la audiencia del periódico. Esto implica cuestionarse quiénes fueron sus editores y directores y comprender la empresa periodística, cuya rentabilidad puede priorizar la influencia política sobre la económica.
Contrastación y crítica de fuentes. La verificación rigurosa es obligatoria, ya que el periódico ofrece una secuencia incompleta de la realidad. Ninguna noticia de prensa debe aceptarse sin su contrastación rigurosa. El análisis comparativo o la intertextualidad entre diarios de diferente posición ideológica es una vía metodológica clave para rastrear las pugnas discursivas.
Distinción de contenidos y anacronismos. Es esencial distinguir entre lo que es información y lo que es opinión (o discurso doctrinal), pues el periódico ofrece
fundamentalmente visiones y puntos de vista. Es crucial evitar anacronismos, no evaluando los periódicos del pasado bajo los parámetros modernos del periodismo o con conceptos actuales.
El estudio de la morfología y valorización
La investigación no debe limitarse únicamente al análisis del contenido (texto), sino que debe incluir el estudio del periódico en su aspecto morfológico y su presentación. El mismo texto adquiere una significación diferente según haya sido valorizado por el periódico.
La valorización es función de varios elementos esenciales:
Ubicación: la "uno" (primera página) es la página de las prioridades. Un texto en el ángulo superior izquierdo de la "uno" se beneficia de la mejor valorización.
Títulos: su importancia se mide por el columnaje (su longitud), la altura, la superficie y la dimensión de los caracteres empleados. El contenido y dinamismo de los títulos son reveladores de las intenciones del periódico.
Presentación: incluye la Ilustración, la Tipografía (uso de mayúsculas, subrayados, itálicas) y la Estructura (fragmentación o composición del "expediente" del asunto).
El recuento y la medición de estos elementos buscan proporcionar órdenes de magnitud. La prensa debe analizarse como un testigo en un juicio: sus declaraciones son vitales, pero deben someterse a un interrogatorio riguroso para revelar no solo lo que dice, sino por qué lo dice y a quién busca convencer.
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